DE LAS FANFICS A LA LITERATURA


Cuidado con lo que deseas 



Por José Noé Mercado
Publicado en Revista Replicante.
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Quizás las nuevas tecnologías y las plataformas como internet, blogs, redes sociales y demás, no hagan en sí mismas a un escritor, y mucho de lo que en ellas se publica decepcione por el descuido de sus autores, que en no pocas ocasiones dejan en el lector de esas licencias literarias la exigencia de un editor responsable y una mínima valoración cualitativa que vuelva legibles aquellas incursiones.


Principio literario



No todo es basura digital, puesto que en esos escenarios virtuales que democratizan la posibilidad de publicación y brindan el éxtasis de sentirse creador a quien así lo desee sin la necesidad de pasar por las viejas plataformas, además de los profesionales de los formatos tradicionales y aceptados para cierta consagración literaria, hay narradores con evidente solvencia, poetas con múltiples voces estéticas y propositivas, y simples pero entusiastas aficionados que no buscan el Nobel, becas o prestigio intelectual para legitimar o descalificar gobiernos, sino la lúdica actividad del que ofrece sus historias a un grupo de lectores interesados. Como acaso en ello estriba todo principio literario, las llamadas nuevas plataformas virtuales, por tanto, no son en la actualidad tema menor en el asunto creativo o que no incite a la reflexión como parte de las tecnologías que han modificado nuestra forma de entender, al menos, la difusión literaria, cuando no su abierta creación. 

  Snowqueens Icedragons 


Hay algunos ejemplos en la red de gran relieve, en el sentido de la notoriedad mediática alcanzada entre los lectores virtuales y la publicidad viral que permite internet y que hoy son fenómenos editoriales en el mundo, de los que pueden extraerse múltiples lecturas y, en cierta medida, nuevos paradigmas. Snowqueens Icedragons era el seudónimo con el que hace tiempo aparecieron firmadas en la red varias historias personalmente versionadas y erotizadas de autores reconocidos. Estas versiones distorsionadas, imperdonables para algunos o picantes y atractivas adaptaciones personales para otros, que podrían clasificarse en los géneros de las fanfics o las fandoms, esos reinos o ficciones donde los fans reelaboran libros o sagas enteras valiéndose de personajes y tramas de fama mundial y cuyos créditos y derechos de autor no parece importarles, preferentemente echaban mano de sagas vampíricas, en particular de Crepúsculo de Stephanie Meyer, igual que otros han reficcionado títulos como Harry Potter de J.K. Rowling, El señor de los anillos de J.R.R. Tolkien, Los misterios de los vampiros del sur de Charlaine Harris y El oscuro pasajero de Jeff Lindsay, entre otras obras. En el caso de Snowqueens Icedragon, sus lectores en la red se contaban por miles y desde un principio estuvieron realmente fascinados con MotU: Master of the Universe, que de fanfiction.net saltó a su propia página en internet. Luego, el nombre original de sus protagonistas (en rigor los de la saga Crepúsculo de Meyer) Bella Swan y Edward Cullen mutaron al de Anastasia Stelle y Christian Grey y la novela se puso a la venta en una nueva versión a través de The Writers Coffee Shop, una pequeña editorial australiana de e-books y ejemplares de impresión por demanda. La noticia del éxito viral del libro llegó pronto a los medios de comunicación masiva tradicionales y hoy es un fenómeno auténtico que Vintage Books, una división de Random House, ha potenciado a nivel mundial, con un contrato millonario de por medio, y que ostenta el nombre original de la autora: Cincuenta sombras de Grey, de Erika Leonard James. 

Sexo para mamás 


 E.L. James es una mujer británica de 48 años de edad, casada y madre de familia, que ha vendido en sólo unos meses más de diez millones de ejemplares de su novela en Estados Unidos (en junio de 2012 Cincuenta sombras de Grey apareció ya en versión en español y en conjunto mundialmente se han superado los 30 millones de ejemplares vendidos) y que además de convertirse en automático en un best seller configura el subgénero literario conocido como porno para mamás, por el alto contenido sexual explícito, todo tipo de fantasías eróticas, incluido el sadomasoquismo y la dominación, que dirige principalmente a las mujeres que ven en su literatura una especie de ayuda para su propia liberación sexual cotidiana. La novela es, sobre todo, entretenida. No es ejemplo de innovación técnica, lingüística ni estructural, pero es ágil. Está inundada de diálogos dinámicos, frescos, aunque en algunos momentos caen fácilmente en lo naif y lo cursi. Los personajes son simpáticos, si bien su construcción pareciera inconsistente y llevados a situaciones improbables y, más de una vez, risibles. Es predecible casi todo el tiempo, pero lo cierto es que posee una esencia atractiva y no menos morbosa. El lector desea, ansía, comprobar lo que ya ha supuesto y así pasa cientos de páginas, adicto a ellas. 

  Lissa D’Angelo 


El fenómeno Cincuenta sombras de Grey (el primer volumen de la trilogía que complementarán Cincuenta sombras más oscuras y Cincuenta sombras liberadas) tanto como su autora, quien en abril de 2012 fue etiquetada por la revista Time como una de las cien personas más influyentes del mundo, seguirán dando de qué hablar en los próximos meses, no hay duda, incluso fuera del ámbito estrictamente literario, pasando al de la sexología, la psicología, la sociología, entre otras disciplinas. Más aún cuando aparezca la versión cinematográfica. Y seguramente no será el único caso, ya que en internet hay un incontable número de practicantes de las fanfictions. Una de ellas es Lissa D’Angelo, quien sitúa su nacimiento en Valparaíso, Chile, el 9 de febrero de 1990. Quién sabe, en realidad, si D’Angelo es o no también un seudónimo, pero sí: es chilena y hay similitudes con el caso de Snowqueens Icedragons, al menos en la primera parte del proceso literario que decidió abordar. Lissa también comenzó a escribir fanfictions de Crepúsculo bajo el seudónimo (¿cuántas capas en la identidad puede tener un autor?) de Cunning Angel, sin duda muy ad hoc para ese clima vampiresco y gótico que le gusta recrear, eso sí: libre del porno sádico y otras filias sexuales para mamás que quieren dominar a su macho o desean sentir el poder de su virilidad. 

  Anatema 


 Lissa D’Angelo actualmente debe de tener 22 años de edad, aunque desde los diecisiete incursiona en el acto creativo de escritura. Durante más de cinco años se ha mantenido en ese proceso, entre otras razones porque tiene el incentivo, altamente sorprendente, de que sus historias, lanzadas al internet en diversas páginas, cuentan con miles de comentarios de los lectores y criticas de blogs especializados en las fanfics. La retroalimentación hizo saber a Lissa que su estilo y propuesta eran altamente valorados y adictivos en los lectores, quienes en general la felicitaban, pero particularmente unos solicitaban más de esas historias retocadas pero de creación ajena, mientras que otros la motivaron a probar con historias propias y originales. Con Anatema, que no es sino una parodia de todo tipo de sagas vampíricas, en especial de aquellas que convierten a la variante de Nosferatu en el sueño húmedo de toda adolescente, Lissa D’Angelo comprobó el alcance de su legión de fans, pues ellos se han encargado de hacer y subir videos tipo booktrailer sobre la obra a YouTube, dibujos y bocetos de mangas, y gastan no pequeñas fortunas en productos alusivos que mandan hacer como playeras, afiches, tazas, marcadores de libros, todos ellos con el logo que D’Angelo colocó como cubierta de su libro. Esos mismos fans han presionado a Lissa con ofrecimientos monetarios para apoyar una posible autoedición publicada del libro, aunque ella de momento no ha aceptado pues está en el proceso de búsqueda de una editorial que se interese, vía los métodos tradicionales, por su trabajo. Paralelamente, Lissa D’Angelo comenzó a poner a disposición de sus admiradores obras originales como Inhala en la página www.nuestrotintero.net. Y es que D’Angelo es muy fecunda y con una imaginación desbordante y creadora de reinos enteros. Lissa, es claro, escribe mucho, quizás más de la cuenta. Al momento tiene cuatro novelas más, sin contar otro par en proceso, que al ser de temáticas originales supone un camino de evolución en su desarrollo creativo. Todas tienen página propia en internet, como ella tiene una meta. La de ser escritora. Lo es ya. Tiene, como queda claro, miles de lectores. Pero quiere ser profesional, una autora como manda el canon, y que sus libros se vendan en las librerías y se coloquen en los estantes; está camino a ello. Es probable que D’Angelo esté a pasos de lograrlo. Por ello, de momento conviene recordar a Lissa el slogan de su novela Anatema: “Cuidado con lo que deseas… Podría hacerse realidad”.

chan chan chan

probando otra vez